La noche es una dama desconocida.
Preguntó la muchacha al forastero: ¿Por qué no pasas?
En mi hogar está encendido el fuego. Contestó el peregrino.-
Soy poeta, solo deseo conocer la noche.
Soy poeta, solo deseo conocer la noche.
Ella, entonces, echó cenizas sobre el fuego
Y aproximó en la sombra su voz al forastero:
-¡Tócame! –dijo- ¡conocerás la noche!
Pablo Antonio Cuadra.
Comentario de Tulio Rafael Durán Vegas.
Hermoso poema reflexivo, a mi manera de ver las cosas, pienso que la noche, por ser una dama en toda la extensión de la palabra, a pesar de las connotaciones negativas que le atribuimos, ella posee la positividad que, en su entrañas tiene de luz y de fuego. Ese fuego que-después de descender como Cristo al Infierno nos lleva al Paraíso, en la quietud de la oscuridad.
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